El templo en honor a Zeus Olímpico, el más grande de los templos antiguos de Atenas, se levanta sobre un basamento rectangular de más de 200 m. de largo y de 130 m. de ancho. Su fundación se atribuye según Pausanias al líder griego Doukaliona, a cambio de su salvación después de un cataclismo. Su construcción empezó durante el gobierno de Pisitrato, en el siglo VI a. C. El primer templo que no se termino, era de piedra porosa, y tenía inmensas columnas de 2,38 m. de diámetro.
En el año 175 a. C. Antíoco IV Epifanes intento continuar la obra encargándosela al arquitecto romano Cossutio Décimus, quien cambió el plano arquitectónico del templo utilizando mármol del Pentélico y añadiendo columnas corintias. No obstante, los trabajos volvieron a interrumpirse a causa de la muerte de Antíoco. Finalmente la construcción se concluyó en 132 d.C. durante el gobierno de Adriano, siete siglos después del inicio de la misma.
Es un templo de estilo corintio, díptero, con dos filas de 20 columnas cada una en los lados largos, y tres filas de ocho columnas en ambas fachadas. De aquel bosque de enorme columnas de 17.25 metros de alto sólo quedan en pie 16. En el interior del santuario había una estatua de Zeus en oro y marfil, y al lado, otra que representaba a Adriano.
El templo, en la antigüedad griega era considerado la casa de Zeus, el edificio albergaba estatuas para la devoción a una o más deidades, a pesar de ser un templo, no era un lugar para las reuniones de los creyentes, como en el mundo cristiano. Los creyente se reunían alrededor del edificio del templo, donde había un altar para dedicar sacrificios, como práctica de la adoración de la época.
En este templo se puede observar la característica funcional básica de los templos griegos, en relación a su arquitectura, su construcción estaba destinada a la morada de grandes estatuas en su interior. Según testimonios escritos, el propósito era casi siempre albergar deidades en toda su majestuosidad.